sábado, 11 de agosto de 2012

Capítulo 15

El viaje en coche no duró mucho. Una media hora, llena de vergüenza, ya que el que conducía era el padre de Mille. Él se encargaba de llevarnos, ayudarnos y de recogernos a los dos días. Era un hombre muy simpático. El típico hombre que su mera voz, te tranquilizaba.
-Muy bien chicos, aquí tenéis las cosas. Pasadlo bien, y si pasa cualquier cosa me llamáis y vengo antes a por vosotros.
-Vale papá, gracias.
-Muchas gracias.
Volvió a arrancar el coche y se fue otra vez de camino a su casa.
Yo me estaba muriendo de vergüenza. Quería ir, pero ni me imaginaba lo nerviosa y vergonzosa que iba a estar.
-¿Entramos?
-Sí, claro.
-No debe de estar muy bien, llevamos bastante sin venir. Aunque probablemente mi padre haya mandado a alguien para limpiarlo.
-Pues esperemos que sí, porque si no nos tocará hacerlo nosotros.
-¿Hacer el qué? -Me lanzó una sonrisa muy pícara y noté cómo me ardían las mejillas de la vergüenza que estaba pasando.
-Limpiar, no te creas nada raro.
-Ahh, bueno. Tenía esperanzas de que fuera otra cosa. Aunque viendo lo ruborizada que estás, tú también lo has pensado, preciosa.
-¿No íbamos a entrar?
-Adelante.
Al abrir la puerta, nos dimos cuenta de que todo estaba perfectamente. Todo limpio, bien colocado, lleno de flores y de velas blancas. Había un camino de flores que llevaba hasta un cuarto con una cama de matrimonio. Unas sábanas negras cubrían dicha cama. El cuarto no tenía nada en especial, pero a mí me pareció perfecto.
-Este será nuestro rincón estos dos días.
-Has sido tú el que ha hecho todo esto. No me engañes.
-¿Por qué tienes esa capacidad de pillarme siempre? Así no se pueden dar sorpresas, pequeña.
-Y, al parecer, también hay algo escondido, seguramente en este cuarto, una especie de regalo para mí.
-Está bien. Tú ganas. Búscalo.
Lo primero que hice fue abrir el armario. Había una caja envuelta en papel de regalo y con un gran lazo blanco. Enganchado al lazo había una nota.
-"Vamos a jugar a un juego. Un juego en el que sólo puedes salir ganando. También puedes perder, pero cosas sin importancia, como la ropa. El juego consiste en buscar. Por toda la casa hay una serie de pistas y de regalos. Pero por cada regalo, deberás pagar un precio. Aquí el dinero es la ropa. Yo jugaré contigo." Estás de coña, ¿no?
-No, preciosa. Para nada. Y te mueres de ganas por jugar tanto o más que yo. ¿Empezamos?

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