domingo, 22 de julio de 2012

Capítulo 6

-¿Ya os conocéis?- Preguntó mi madre asombrada.
-Pues sí, nos hemos conocido hoy en clases.
-Es cierto, llegas un poco tarde, ¿no?
-Una larga historia.- añadí mientras bajaba la vista ante la atenta mirada de Mille.
-Bueno, nosotros ya nos vamos, si necesitáis algo estamos aquí al lado.
-Muchas gracias, señor Stewart.
-No hay de qué, pero llámame Adam, por favor. Vámonos, Mille.
-Hasta luego Kattherine.
-Adiós.-Le sonreí.
Una ves se fueron, me acordé del coche de la puerta y decidí preguntar a mi madre.
-Sí, cariño, tu padre está aquí.
-Y, ¿qué hace aquí ese idiota?
-No hables así de tu padre, Katth.
-¿Y cómo quieres que hable de alguien que nos abandonó hace cuatro años, mamá?
-No os abandoné, cariño, fueron motivos de trabajo, ya lo sabes.-De pronto apareció ese hombre al que tanto odiaba en la casa.
-Sí, por motivos de secretarias de trabajo, querrá decir.
-¿Desde cuándo me hablas de usted, mi niña?
-¡No me llame mi niña! -Estallé. Después del día que llevaba, lo que me faltaba era aguantar a este señor.
Yo confiaba en él,le quería como a nadie, como a mi padre que era. Tenía 10 años, para cumplir 11 cuando se largó con su secretaria española. Pechugona artificial, calienta braguetas, que se aprovechó de que mi padre tenía mucha pasta.
-Cariño, tu padre ha venido aquí para pasar más tiempo contigo.
-Yo no tengo padre, murió hace cuatro años, 3 meses y 15 días en un viaje a España.
-No seas así conmigo, cielo.
-Perdone, ¿le conozco?-Al sentir las lágrimas llegar a mis ojos subo corriendo a mi habitación, cierro la puerta de golpe y coloco una silla para que no la puedan abrir. Me echo en la cama, me pongo los cascos con Kreator al máximo volumen. Sólo me acuerdo de dormirme llorando.
                                      
                                               16/09/2004


Cuando suena el despertador, me acuerdo de que tengo que salir pitando, que tengo que estar a las 7 y media en el instituto y son casi las 7. Joder, tengo dos minutos para vestirme y salir corriendo. Cojo una camiseta de tirantes blanca y unos vaqueros negros, me pongo mis Converse negras y salgo corriendo.
-Buenos dí...-Me interrumpo al ver a ese señor que dice ser mi padre en la cocina.
-¿No desayunas, cielo?
-No me llame cielo, señor. ¿Dónde está mi madre?
-Estoy aquí mi vida. Desayuna y te llevo a clase.

-No, me voy ya, tengo que estar allí antes.-Le doy un beso y me voy.- Te quiero mamá.
-Y yo, mi niña.
Cuando salgo por la puerta me encuentro a Mille que sale de su casa y se dirige hacia mí.
-Buenos días, Kattherine.- Me saludó con una media sonrisa, que me dejó estupefacta.
-Hola, Mille.
-¿Ya vas a clase?
-Sí, sigo castigada. Un mes.
-Guau, algo muy grave tuvisteis que hacer, como violaros en medio del pasillo, ¿ehh?

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